El acoso es sin duda uno de los retos de la escuela actual. 1 de cada 5 chicos sufren algún episodio de maltrato durante su escolaridad. En el caso de los chicos y chicas con Altas Capacidades este porcentaje se dispara a 1 de cada 2 (Resultados estudio sobre Bullying y Altas Capacidades NACE-CONFINES)
¿De qué hablamos?
EL protocolo contra el acoso es un conjunto de pasos y procedimientos que se ponen en marcha para intervenir en una supuesta situación de acoso escolar. Su finalidad es:
- Recabar información para dictaminar si una situación se puede calificar como acoso escolar o no.
- Tomar medidas para intervenir y acabar con esta situación.
Es potestad de la dirección del centro su puesta en marcha o no y lo llevan a cabo profesores, miembros del equipo directivo, psicólogos u orientadores del centro o de los equipos de asistencia. Inspección educativa también puede instar su puesta en marcha.
Cada comunidad autónoma suele tener sus propios protocolos de intervención. Al final de este post puedes encontrar enlaces a lo protocolos oficiales de las diferentes Comunidades Autónomas
Analizando los protocolos
La puesta en marcha de un protocolo de acoso escolar supone en sí misma un fracaso. Hemos fracasado en la prevención, en la detección y en la solución de un problema que lleva sucediendo meses e incluso años. Algo anda mal en el centro donde sucede.
En general, los protocolos pretenden describir el problema del acoso escolar y la mayoría de ellos proponen soluciones adecuadas basadas en los conocimientos que existen en esta materia. No obstante:
- Describen medidas muy generales. No podría ser de otro modo, porque cada caso es distinto y puede requerir medidas específicas. No son una guía de instrucciones concretas.
- El protocolo siempre llega tarde. En la práctica son muy raros los centros que ponen en marcha el protocolo por su propia iniciativa; casi siempre es a petición de las familias y se inician cuando el problema ya está muy avanzado.
- El protocolo suele ser aplicado por los mismos docentes o directivos que previamente han estado negando el problema, lo cual afecta claramente al resultado del procedimiento y a las soluciones posteriores. El resultado de la inmensa mayoría de los protocolos es negativo: no es acoso escolar. Al ser el centro juez y parte, se pierde la imparcialidad del proceso.
- En algunas ocasiones, el protocolo es aplicado por docentes o profesionales que no disponen de una formación específica ni tienen el apoyo de especialistas en materia de bullying, con lo cual pueden acordar medidas ineficaces o erróneas.
- En los protocolos no se describen alternativas cuando, pasado un plazo de tiempo razonable, se constata que el centro educativo no ha podido o no ha sabido resolver el problema. En estos casos el acoso continúa y, muchas veces, la familia se ve obligada a solicitar un cambio de centro.
- Algunos protocolos (p.ej. el de Catalunya) insisten en medidas centradas en la mediación, pese a haberse demostrado que no son adecuadas para problemáticas de acoso escolar.
- En la mayoría los protocolos no se insiste suficientemente en evitar la doble victimización de las víctimas de acoso escolar, que a lo largo del proceso pueden verse sometidas a múltiples entrevistas, tutorías y medidas individualizadas que en realidad aumentan su señalamiento ante el grupo clase y crean la sensación de que es ella la que en realidad tiene el problema.
El mejor protocolo…
… es el que no se tiene que poner en marcha, el que evita que exista el acoso y previene, en el aula y en el centro, cualquier tipo de maltrato.
Proponemos las 3A para intervenir en situaciones de acoso
1. AVERIGUAR
Ésta debería ser breve, pero concienzuda y exhaustiva. Deberían efectuarse conjuntamente con profesionales externos al centro, debidamente formados, que sepan interrogar (siempre individualmente), que conozcan la realidad del acoso escolar, que sepan cómo se organizan los alumnos, cómo se posicionan, cuáles son sus miedos ante una declaración (observadores), que entiendan que la mayoría de las veces no son relevantes las manifestaciones de los profesores porque éstos rara vez ven algo… En el caso de que la investigación la efectúe alguien del centro, esta persona debería ser alguien próximo a los alumnos, de su confianza, que garantice absolutamente la confidencialidad, que haya demostrado su compromiso en la lucha contra la violencia y en la protección de los menores. Debería ser alguien respetuoso con los menores, y que tenga especial cuidado en el trato con la víctima: nunca se debe poner en duda su palabra ni juzgar en ningún momento su comportamiento.
2. ACORDAR
Es el momento de acordar CAMBIOS, porque si todo sigue igual, volverá a suceder lo mismo. Estos cambios deben implicar a toda la comunidad educativa. Llegados a este punto es importante que:
- Se designe a un responsable o coordinador dentro del centro, preferentemente una persona próxima y de la confianza de alumnos y familias.
- Se fijen acciones concretas y detalladas, se designe a los responsables de cada una de ellas y se determinen los plazos de actuación.
- Se expliciten los objetivos a lograr, se planifiquen las reuniones, se acuerden los criterios de valoración y otros mecanismos de seguimiento.
- Se cuente con toda la comunidad educativa (profesores, alumnos, familias…)
Es importante desplegar acciones y fijar objetivos concretos en plazos cortos
3. ACTUAR
Respecto al contenido de las acciones, éstas deberían desarrollarse a varios niveles:
- Garantizar la seguridad de la víctima: Cese inmediato de las agresiones y medidas de protección urgente. Si han existido agresiones físicas, medidas de separación física. Si las agresiones incluyen cyberbullying, retirada inmediata de las imágenes o contenidos ofensivos. Aplicación de las disposiciones del reglamento de centro.
- Atender a la víctima: atención inmediata, escucharla y acogerla. Mostrarle un apoyo claro y decidido durante todo el proceso. Dar instrucciones para los docentes para fomentar su acogida por parte del grupo, si fuese necesario. Pueden ser interesantes medidas como designar un docente de confianza que sea su referente de protección y actuación inmediata ante cualquier maltrato, o movilizar a compañeros de clase para formar un círculo de seguridad. Si se considera necesario, además, pueden trabajarse la autoestima o las habilidades sociales, teniendo en cuenta que no todas las víctimas lo necesitan.
- Frenar a los agresores: Mediante medidas de reeducación de su comportamiento y de toma de conciencia (que suele ser baja) del daño causado. Tutorías individuales, enfocadas de forma no culpabilizadora, en las que buscaremos cambiar las conductas del agresor. No vamos contra las personas, sino contra lo que hacen. Medidas restaurativas del daño causado, que pueden consistir en una solicitud de perdón a la víctima, reparación de los daños causados si es el caso, y/o trabajos de tipo comunitario. Estas medidas se deben hacer en el mismo espacio donde sucedieron los hechos y ante las mismas personas que estaban presentes cuando se produjeron: en clase, en las redes sociales, etc.
- Posicionar al resto del grupo-clase: Difundir el mensaje de “tolerancia cero” ante el acoso y “el maltrato es cosa de todos”. Favorecer la toma de conciencia de los compañeros para que sean conscientes de su posición y acciones. Puede ser útil trabajar el tema del bullying en las diferentes materias (lecturas, debates, teatro…), así como dar instrucciones concretas sobre cómo detección y actuación ante casos de abuso, practicando las situaciones en clase. Y, de forma más general, actividades de cohesión grupal y de educación emocional. Idealmente, el tratamiento del problema en clase deberá generar una reflexión y un aprendizaje que conlleven efectos preventivos respecto a futuros casos.
- Informar a la familia de la víctima: Tranquilizarla, tenerla en todo momento al corriente y mantener una comunicación fluida, así como una actitud empática por parte del centro.
- Implicar a la familia del agresor: Intercambiar información, establecer vínculos de colaboración. Es importante que participen activamente en la solución del problema; por ejemplo, en un caso de ciberacoso, se les requerirá que supervisen la actividad de sus hijos en Internet, etc…
- En cualquier caso, por parte del centro educativo, establecer los mecanismos para garantizar la seguridad de los alumnos en clase, deber ineludible de cualquier centro escolar.
Valoración final
Los protocolos de acoso oficiales incluyen algunos de los puntos descritos anteriormente. Aplicarlos correctamente depende de la capacidad de detectar inmediatamente los problemas de acoso, de la formación y voluntad de los docentes, y de los programas preventivos de que se disponga. Creemos firmemente que deberían participar siempre en el proceso elementos externos a los centros escolares (asociaciones, técnicos, etc) para garantizar la representatividad y la objetividad del mismo.
Programas como el T.E.I. (Tutoría Entre Iguales), basado en el empoderamiento de los alumnos, han demostrado una gran eficacia a la hora de prevenir el acoso escolar.
Cada caso de bullying exige una rápida solución y es también una OPORTUNIDAD para analizar por qué se ha producido y qué hay que corregir para que no vuelva a suceder. Formación, detección, programas preventivos… son aspectos que hay que revisar profundamente.
Protocolos de acoso, por Comunidad
Comunidad de Castilla-La Mancha
Equipo de NACE (Carmen Cabestany, Javier Pérez y Josep Soler)
NACE tiene un convenio de colaboración con CONFINES, por lo que estamos a vuestra entera disposición para ayudaros en lo que necesitéis. Estamos en www.noalaocoso.org
¡Gracias!
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!