Nuestro planeta entero está temblando ante una situación inimaginable hasta ahora. Ya habían dejado de ocupar portada las pateras repletas de gente huyendo de la guerra, la miseria y la injusticia de sus países que acababan perdiéndose en el mar, gente a la que si una Ong conseguía rescatar ningún país quería acoger; los huidos que llegaban por tierra tras un camino de hambre y sufrimiento a los que nadie quería refugiar apiñados en fronteras insalvables y en condiciones infrahumanas; los miles de niño@s muert@s por el sarampión* que sólo necesitaban las vacunas que nosotros tenemos pero no pueden pagar, los cientos de miles de personas muertas en las guerras internas que sólo querían tener una vida normal con su trabajo ,su familia y hogar; los cientos de miles muertos por multitud de epidemias de enfermedades erradicadas en nuestros países o surgidas en ellos como el ébola, por el que también comenzamos a temblar cuando lo vimos cerca y volvimos a ignorar cuando lo sacamos de nuestro primer mundo.
Cuando en ese primer mundo se peleaban por una hegemonía económica y el resto de países vivían subyugados por ellos, inmersos en guerras, hambre, epidemias y miseria mientras se les quitaban sus recursos naturales para hacer nuestra vida más cómoda con móviles cada vez más duraderos y sofisticados, sin los que no sabemos vivir; con dulces postres y comida transgénica de buen aspecto y desconocido sabor que vaciaban de árboles sus tierras y dejaban sin hogar a muchas especies animales y sin aire limpio al planeta. Cuando ese planeta lleva años mandando avisos de que estamos haciendo las cosas muy mal con multitud de desastres naturales y no le escuchábamos porque lo importante era que el consumo aumentase, que los ricos se hicieran más ricos, que tuviésemos la sensación de haber llegado al ansiado estado de bienestar, mientras, como hábiles trileros nos lo iban desmontando poco a poco para incrementar sus beneficios y cerrando los ojos a lo que iban dejando detrás por su ambición desmedida.
La brecha se había ido haciendo cada vez más grande entre ricos y pobres, entre el primer mundo y el tercero porque el segundo hace tiempo que desapareció. Muchos gurús políticos con bolsillos llenos han desafiado a la naturaleza y minusvalorado su fuerza y su capacidad de cambiarlo todo en poco tiempo.
Muchos se han reído de Greta Thunberg, inteligente pero Asperger. Muchos se burlaban de los peligros que los científicos, personas inteligentes que trabajan duro porque quieren conseguir un mundo mejor, nos avisaban de este modo de vida. Muchos menospreciaban e ignoraban a la gente inteligente que se manifestaba en las calles, que peleaba contra las injusticias y se unía a grupos o a partidos que denunciaban todos estos desmanes.
Ya llegó el momento de intentar volver a un orden más racional y que nos haga recapacitar. Para ello, nuestro planeta ha dejado suelto el COVID19 y nuestro egoísmo, nuestra falta de empatía, nuestro orgullo, nuestra creencia de ser superiores y nuestra insensatez han hecho el resto. Se ha ido extendiendo, con la rapidez y la agilidad de una gacela saltarina. Algunos también han intentado menospreciarlo, han pretendido ser superiores por raza (era algo de los chinos), por riqueza económica (no merece la pena perderla por unos cuantos muertos) porque tienen un sistema sanitario excelente (que se ha recortado y privatizado minusvalorando su necesidad), por creencias religiosas o porque no quieren mostrar sus debilidades y engañan con las cifras hacia afuera mientras sus hospitales se llenan igual que los demás
Así, estamos llegando a un colapso mundial que sólo algunos genios, perseverantes en sus intereses pero que abandonaron el sistema educativo pudieron ver. Ahora estamos perdiendo muchas vidas, estamos encerrados en nuestras casas y sobrellevando el encierro y conectados con el mundo la mayoría gracias a dos personas que no terminaron sus estudios universitarios, porque tenían inquietudes que no se veían saciadas. Revolucionaron el mundo de la tecnología y se hicieron millonarios: Steve Jobs y Bill Gates. Este último, durante una charla Ted en 2015, hace 5 años, tenía muy claro que debíamos prepararnos para esta pandemia. Cambió la informática por la investigación científica y acaba de donar 100 millones de dólares para luchar contra el COVID19.
En su charla dijo que si algo podía matar a más de 10 millones de personas en las próximas décadas, lo más probable es que fuese un virus altamente infeccioso en lugar de una guerra. En lugar de una gran inversión para evitar una guerra nuclear se debía invertir en investigación para una lucha masiva contra un virus asesino que se pudiese propagar rápidamente. Los científicos y médicos de enfermedades infecciosas que le rodeaban se lo advertían, no estábamos preparados para una pandemia.
Enlace a la conferencia TED de Bill Gates
La OMS, creada para protegernos y aconsejarnos, no captó las señales y no advirtió al mundo a tiempo.
En las asociaciones de familias de altas capacidades vivimos de cerca el abandono y despreocupación por la educación los más capaces. Se pelea por quitar y poner asignaturas pero no por cambiar un sistema que, con demasiada frecuencia (en torno al 60%), lleva al fracaso escolar y al abandono de los estudios al alumnado que tiene un alto potencial pero que no encuentra en el sistema la fuente que sacie su sed de saber, de experimentar, de explorar, de discutir la opinión del profesor, de plantearse retos diferentes a los que le proponen, de ver más allá del presente y predecir. A partir de ahí, entra la suerte, suerte de encontrar una oportunidad de demostrar lo que eres capaz de conseguir, de que en la escuela no te hayan dejado tan destruido por el Bulling (en torno al 50% en este colectivo) o por la apatía, el odio al sistema, el aburrimiento y lo peor, vivir en un entorno económico y cultural que te arrincone y en el que apenas puedas subsistir por falta de recursos.
Esta pandemia ha dejado al descubierto nuestras miserias y la falta de equidad. Mientras tenemos alumnado que puede seguir desde sus casas las clases con la última tecnología, otros se quedan sin comer porque la única comida decente que hacían al día, era en la escuela, ahora cerrada y que continúa en su empeño de igualar lo que no puede ser igual dejando a padres exhaustos en las casas para seguir el ritmo escolar que les imponen los profesores a sus hijos e hijas con plataformas y sistemas de conexión que no han manejado en su vida, profes a los que a su vez imponen sus superiores que, de repente, manejen aquello para lo que no se les ha preparado y que intenten que parezca que todo va bien. Pero no va bien, los niños, niñas y jóvenes languidecen, se irritan y se desesperan. No entienden nada.
Este alumnado que además es más sensible, que lucha por la justicia, que suele tener una gran empatía, empieza a pensar en el futuro, a hacer preguntas que sus padres somos incapaces de contestar, a sentirse dolidos porque el sistema no protege a sus seres queridos, a no entender porque no puede ocupar ese encierro con experiencias que les resulten más enriquecedoras que las fichas o los libros de texto, que puedan sentirse acompañados y queridos por sus padres en lugar de abrumados porque, en la ansiedad de cumplir con lo que mandan en el colegio, se olvidan de conectar con la angustia de sus hijos e hijas y de darles abrazos, de decirles que les quieren, de jugar con ellos y disfrutar con todo lo que, por su trabajo, normalmente no pueden hacer.
Lamentablemente, hemos valorado más a los jugadores de fútbol y a los cantantes o actores que al personal sanitario, a los bomberos, a los cajeros del supermercado, a las fuerzas de seguridad, al personal de limpieza, a los camioneros, a los fontaneros que voluntariamente montan instalaciones en tiempo récord y a todos los que hace muy poco estaban en las calles solicitando que se valorase en la justa medida el duro trabajo que realizan en el campo o con el ganado y que en estos momentos nos permiten subsistir. Todos ellos están ahí, pequeños héroes desconocidos que arriman el hombro en estos momentos tan duros con el riesgo de contagiarse y morir. Pero en este país, como en la mayoría de habla hispana, no escuchamos a Bill Gates ni a los especialistas en biología o enfermedades infecciosas y hemos dejado escapar a científicos, ingenieros, investigadores, grandes médicos etc. Los resultados de PISA nos dejan muy abajo en el apartado de la excelencia educativa, porque no se cultiva el talento, no se ve, no se detecta y sólo se echa en falta en estos momentos trágicos.
En CONFINES llevamos varios meses preparando un gran evento único hasta ahora, la Cumbre Iberoamericana Virtual inteligencia y Talento, CIVIT, GRATUITA Y ONLINE para la semana del 20 al 27 de abril. Nuestros objetivos principales eran dos:
1- Llegar a todos los rincones de España y países de habla hispana para que la gente se conciencie de la importancia de detectar las altas capacidades. En estos momentos las cifras de identificados son ridículas (en España un 0,33%) y en algunos países ni siquiera está contemplado en la ley por la falta de sensibilización de la sociedad en general y la falta de formación de los profesionales que deben encontrarlos y atenderlos adecuadamente para que puedan contribuir a crear una sociedad mejor, menos destructiva y egoísta y más justa y colaborativa. Hay grandes personas en las artes, las ciencias, el deporte, en empresas pequeñas y grandes que están dispuestos a compartir, personas que, como muchos de los héroes anteriores, tienen altas capacidades pero no lo saben porque no tienen ni idea de lo que significa, personas que se emocionan y ayudan aunque les pueda costar la vida, aunque no puedan sobrevivir económicamente cuando esto se supere o que se tienen que aislar de sus seres queridos y del resto de la gente para no contagiarles.
2- Tratar de conseguir dinero para ayudar a los que no tienen esas suertes que hemos comentado antes a los que el sistema educativo ignora y les deja muy tocados porque no saben cómo son ni lo que necesitan. Personas sin dinero ni apoyo social para sobresalir o para no acabar mal.
En CONFINES llevamos varios meses preparando un gran evento único hasta ahora, la Cumbre Iberoamericana Virtual inteligencia y Talento, CIVIT, GRATUITA Y ONLINE para la semana del 20 al 27 de abril
Muchos profesionales y expertos en altas capacidades están trabajando ilusionados con nosotros porque son muy conscientes de las necesidades de este alumnado que la ley les reconoce pero el sistema no les da porque NO LES VE, porque creen que son afortunados y no necesitan ayuda o porque hay otro alumnado considerado prioritario.
Como decía, llevamos muchos meses, mucho tiempo, energía y dinero invertido para hacer realidad este evento. A pesar de que pensábamos contar con ayudas económicas que ahora están enfocadas en lo prioritario, salvar vidas, y de que habíamos establecido un precio de 127 dólares para un pase VIP que permite ver las ponencias poco a poco antes de la celebración de la cumbre y muchos obsequios y ventajas para conseguir nuestro segundo objetivo, no queremos renunciar al primero. Por lo tanto, hemos decidido seguir adelante para que toda la sociedad se entere de la realidad de este colectivo, de sus luces y sus sombras y de que no es tan difícil atenderles adecuadamente si de verdad se quiere hacerlo. Por eso, tras la campaña para reivindicar el 14 de marzo como día de las altas Capacidades, con un precio especial de 49 dólares para el pase VIP, viendo la situación en nuestro país y la que se avecina en todos los países de habla hispana y del resto del mundo, decidimos continuar con ese precio promocional para el pase VIP con el nombre de “QUÉDATE EN CASA” para los que puedan pagarlo y, de ese modo empezar a verlo ya porque hay 35 ponencias abiertas ya en la plataforma. Creemos que es una gran oportunidad para aprender sobre el tema, para eliminar mitos y prejuicios y para tener algo diferente que hacer durante el encierro.
Queremos ayudar a las familias socios de Asociaciones y federaciones de CONFINES que podrán obtener el pase VIP por 19 euros y a las familias de otras asociaciones por 29 euros. A todos os llegará información de las asociaciones en breve.
Los colegios y otro tipo de entidades que quieran formarse también tendrán un precio especial.
Por último, queremos hacer un llamamiento a entidades de todo tipo que estén dispuestas a colaborar para que lleguemos a los más necesitados que no tienen recursos, es decir, nuestro segundo objetivo, que nos contacten a través de nuestro mail: contacto@confines.net. Además de colaborar con los más necesitados podrán obtener atractivas ventajas.
El comité organizador de este evento está formado por
* Sarampión https://elpais.com/elpais/2020/02/20/planeta_futuro/1582204349_352803.html
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